La selección de fuentes es una actividad previa que se debe llevar a cabo en cualquier tipo de modalidad de TFE. A la hora de afrontar el plan de trabajo, se debe elegir al inicio el tema a investigar y determinar con precisión cuál será el enfoque elegido, qué parte concreta se va a tratar. A partir de aquí, será preciso buscar información y bibliografía.
Realizar un listado de lecturas es una actividad imprescindible para la investigación. Se debe partir de una selección previa y revisar aquellas fuentes que se aprecie que van a resultar necesarias. Para ello, es de gran utilidad el apoyo que pueda prestar el tutor designado así como el enfoque que se pretenda dar al TFE. Al tiempo en que se realizan las lecturas programadas, resulta conveniente confeccionar un listado con referencias bibliográficas y citas que van a ser empleadas, puesto que se deben incorporar al TFE y van a ser un valor añadido al mismo.
El fin más destacado que se propone se centra en la investigación documental, esto es, la recopilación de información preexistente sobre una materia específica o situación problemática. La información se puede extraer de distintas fuentes, tales como, artículos científicos, libros, comunicaciones científicas, ponencias, revistas especializadas, etc. La investigación documental facilita una perspectiva acerca del estado del problema o materia tratada.
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Una adecuada selección de lecturas relacionadas con
el tema de investigación resulta crucial. La simultánea
selección de citas y referencias bibliográficas aportará
un plus de calidad y solvencia al TFE
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Si se pretende realizar un TFE de calidad no resulta suficiente abordar un mero resumen de la información que se pueda localizar. Resulta imprescindible relacionar las fuentes utilizadas para poder llevar a cabo un análisis crítico de la información seleccionada sobre la materia elegida y, de esta forma, abordar la interrogante investigadora que justifica la propuesta realizada.
El pecado original del estudiante, que inicia su actividad investigadora en la universidad, reside en la fe devota e incondicional que profesa hacia «San Google» y hacia su apostol, la «Wikipedia». Pese a que pueda resultar común la consideración de que casi toda la información puede localizarse por esta vía, resultará difícil que podamos encontrar una auténtica garantía de calidad científica sin recurrir a los portales especializados.
Debe, pues, evitarse el uso de documentos de internet que no alcancen unos mínimos verificables de calidad y rigor científico. Para ello, se debe contrastar que los documentos se muestren referenciados de forma correcta, con mención explícita de la autoría.
En ocasiones las búsquedas, sin más cortapisas, que realizamos en «Google» nos pueden redirigir a páginas poco científicas, a blogs poco fiables que sólo buscan la autopromoción fácil sin contrastar la información que incorporan. Es, por ello, que se ha de ser prudente con este tipo de fuentes. No obstante, en ocasiones –si bien sólo como recurso complementario y nunca fundamental o único- puede resultar útil recurrir de forma directa al buscador pues, con frecuencia, hay artículos científicos que se pueden consultar en abierto y que pueden localizarse a través de las palabras claves que identifican la materia de investigación añadiendo al operador de búsqueda el término «pdf».
La información que se debe utilizar para la confección de un trabajo de investigación debe residir, sobre todo, en fuentes fiables, artículos, libros e informes. Deben evitarse asimismo fuentes terciarias que son aquellas que sintetizan o resumen lo expuesto por las fuentes principales. Si se desea no caer en distorsiones o inexactitudes, la fuente original siempre ha de albergar una prioridad absoluta.
Acerca de la fiabilidad de las fuentes utilizadas conviene tener presentes varios criterios orientativos:
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Para verificar la fiabilidad de las fuentes contrastaremos:
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En ocasiones la cita de un autor de referencia, incorporada a un trabajo que utilizamos como fuente, debe ponerse en cuarentena si no se aporta la referencia desde la cual ha sido extraída. La ausencia de la fuente original o, de modo paralelo, la falta adecuada de comprobación, puede poner en la pista de que la cita aportada no resulta fiable.
Los trabajos, que se acompañan a través de citas para sustentar las afirmaciones sostenidas en la investigación, han de estar referenciadas de forma cuidada, de forma tal que se aporte uniformidad y homogeneidad en las mismas. No obstante, más adelante nos adentraremos en la forma adecuada de llevar a cabo estas citas bibliográficas.
En cuanto a la búsqueda de fuentes resulta de utilidad el recurso a las bibliotecas universitarias o las bases de datos integradas en sus plataformas informáticas. Para ello resulta aconsejable que el estudiante instale en su ordenador personal la conexión VPN de la universidad donde cursa estudios y que permite consultar las bases de datos y la bibliografía desde su propio domicilio. Cada vez se encuentra más extendida la disponibilidad de esta modalidad de acceso a los recursos de internet en la mayoría de las universidades. Esto permite ampliar, de modo significativo, las fuentes de búsqueda, incluso acceder a buena parte de la bibliografía (no solo artículos de revistas, sino libros completos) que se pueden consultar en línea. Sin duda, ofrecerá fuentes más fiables y solventes de cara a la búsqueda de la calidad y el rigor que precisa un buen trabajo de investigación.
Conviene tener presente que la búsqueda resultará, más sistemática y práctica, si utilizamos listas de hasta 10 palabras clave relacionadas con la materia de investigación que permitan diversificar los artículos buscados para completar la selección de fuentes.
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Los operadores booleanos: OR, NOT, AND
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Se pueden tener presente en esta búsqueda los conocidos como operadores booleanos: OR, NOT Y AND. Tales indicadores se utilizan de forma muy común en gran número de buscadores y permiten enlazar términos con los siguientes significados. El uso del término OR nos indica que buscamos, de modo indistinto, cualquier artículo en que aparezca cualquiera de los términos de búsqueda; el término NOT descarta las búsquedas en que aparezca la expresión que se reproduce a continuación y, por último, AND indica que sólo interesan los artículos que incluyen ambos términos. Estos indicadores nos pueden servir bien para acotar la búsqueda –cuando obtengamos resultados excesivos-, o bien para ampliarla cuando el resultado sea insuficiente.
Ello no elimina, sin embargo, que podamos recurrir a búsquedas complementarias que puedan llevarse a cabo en bases de datos con acceso abierto. Tengamos presente la base de datos Google Scholar (https://scholar.google.es/) donde se pueden encontrar artículos especializados.
También cabe disponer de otros recursos, accesibles en abierto, como el que facilita la base de datos Dialnet (https://dialnet.unirioja.es/) confeccionada por la universidad de la Rioja. En ella, se puede encontrar un buscador que integra la posibilidad de localizar: documentos, revistas, tesis doctorales o congresos, de modo que, recurriendo a palabras clave se localizan trabajos científicos que pueden servir a nuestra investigación. En esta base de datos se puede enlazar con aquellos artículos que pueden ser consultados en abierto por no aparecer vinculados a bases de datos de pago y, en el cualquier caso, localizar las referencias que permitan acceder a ellos.
Tras la selección de la bibliografía, llega la parte más prolija que se identifica con la lectura de las fuentes de información. Para poder elaborar un buen trabajo, de forma paralela, debe realizarse un esquema y tomar notas –con la consecuente referencia bibliográfica, anotación de página y fuente-. Todo ello, facilitará la elaboración de la estructura del trabajo (Mariscal, 2016).
Un trabajo, con un rigor mínimo, debe huir de determinadas prácticas perniciosas consolidadas en etapas formativas medias. No se elabora resumiendo lo que otros han hecho, ni recurriendo a la vieja y lamentable práctica del «corta y pega». A tal efecto los programas antiplagio –entre los que, de forma señalada, se encuentra turnitin (https://www.turnitin.com/es/login) deben servir de freno a prácticas que deben desaparecer del mundo de la investigación. Bajo ningún concepto, se deben adoptar como propios los planteamientos o reflexiones realizadas por otros autores, pues se incurriría en plagio académico. Por tal motivo, toda información recogida de un autor ha de ser citada –y entrecomillada cuando la cita sea literal- a tenor de los criterios de cita seleccionados en el trabajo.
En la recopilación de información para el trabajo de investigación se ha de recurrir a un repositorio (archivo físico) o informático donde ordenar y clasificar la información.
En la búsqueda de bibliografía se debe recurrir a información relevante, haciendo una clasificación adecuada de las fuentes encontradas. Resulta conveniente para elaborar un sólido trabajo de investigación acudir a bibliotecas, o bases de datos especializadas. También resultan fiables los documentos que aparecen en portales de instituciones científicas o gubernamentales. Si se identifica algún artículo o libro como esencial para mostrarnos una referencia estructural del trabajo de investigación, se debe revisar a fondo, así como las referencias bibliográficas que pueda incorporar y que nos podrá servir de gran utilidad.
En las lecturas que se vayan llevando a cabo se deben tomar notas con la referencia de dónde han sido extraídas para, en su momento, poder repasarlas e incorporarlas al trabajo. Se pueden realizar resúmenes agregando citas textuales – referenciadas de forma oportuna- y ordenar, o redefinir, la estructura del trabajo al inicio diseñado, adaptándolo a los descubrimientos y a la información ampliada a la que vamos teniendo acceso. Esta precaución evitará la pérdida de tiempo que supone la revisión de lecturas, ya concluidas, para reencontrar la cita o la idea que, en su momento, se destacó como relevante para el trabajo.
Para poder determinar si la revisión de literatura resulta adecuada, se debe valorar si se ha incorporado lo esencial del conocimiento existente para tratarlo en el trabajo. Procede, en forma complementaria, determinar si la selección realizada permite definir la materia objeto de investigación. A la vez, se debe valorar si el número de fuentes resulta suficiente para abarcar, con un mínimo de exhaustividad, el propósito del trabajo. Asimismo, se debe abordar con criterio crítico la información analizada y sintetizada. No basta con referir la literatura existente, incorporándola al trabajo de investigación. Esta tarea se debe acometer revisando los argumentos y líneas de investigación tratadas para adecuarlas a la finalidad que persiga el trabajo de investigación (González, 2014).
Para la realización de todo trabajo de investigación, resulta preciso, si pretendemos que el mismo ofrezca un aceptable rigor y nivel, recurrir a la lectura de trabajos previos que hayan aprovechado la materia de investigación en que nos hayamos inmersos. Desde esta perspectiva, cualquier modalidad de trabajo académico precisa de la exposición de argumentos, opiniones, teorías o planteamientos desarrollados por otros autores (Millán, 1997). En estos supuestos, cuando nos dispongamos al uso de citas o ideas que no sean propias, resulta obligado evitar el plagio. Si se recurre a la cita textual o literal, el texto que se transcribe debe aparecer entrecomillado («…»), de modo que, la obligada referencia a la fuente de información ha de ir citada a la finalización del texto trascrito.
Se debe tener presente que los datos o información que, por notoria, resulta conocida no ha de ser contrastada con la fuente que ratifique su realidad. Sin embargo, en el ámbito investigador ha de ser común la referencia de citas, de argumentos, ideas o declaraciones realizadas por otros autores. Si se incluyen menciones a las ideas o planteamientos de otros autores, se debe incorporar la cita de los mismos, mientras que si la reproducción de la frase o idea resulta literal, en este caso, se debe incorporar entrecomillada al trabajo.
Una cuestión, a tener en cuenta, ha de ser la necesaria cautela y prudencia a la hora de recurrir a las citas, huyendo de lo que se denomina «lenguaje tesina» y que consiste en la reducción del trabajo a la concatenación o entrelazado de citas, de limitado valor y escasa dimensión, que sólo traducen la ausencia de pensamiento crítico original y de un criterio propio. La documentación que se utilice debe seleccionarse a tenor de su contrastada relevancia y calidad científica.
Para poder juzgar si la bibliografía seleccionada es relevante para que pueda encajar con la materia temática elegida, o la pregunta de investigación, se puede recurrir al título de cada fuente, el resumen (o abstract) del artículo, o bien, la introducción o conclusiones del trabajo seleccionado.
Respecto de la calidad científica de los trabajos seleccionados, se ha de considerar, en mayor medida, el recurso a publicaciones realizadas en revistas bien colocadas en las clasificaciones académicas, o trabajos realizados por autores de prestigio o, en último término, especialistas en la materia seleccionada o que hayan sido citados de forma recurrente por otros autores.
De otro lado, resulta un error crítico utilizar información desfasada pues el resultado del trabajo resultaría desactualizado y carente de valor, salvo que la investigación se lleve a cabo desde una perspectiva histórica.